TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

domingo, 31 de agosto de 2014

DOMINGO 31 DE AGOSTO, 22º DEL TIEMPO ORDINARIO



LA FE NO ES UN ATAJO
Padre Javier Leoz
      Aquel Pedro que fue inspirado por el mismo Jesús para su profesión de fe “Tú eres el hijo de Dios” hoy es puesto sobre las cuerdas: tú no piensas como Dios, piensas como los hombres.


1.- La fe es gracia y es regalo. Es un privilegio que Dios nos concede. Desde esa luz, que es la fe, podemos alumbrar todo lo que acontece en torno a nosotros e, incluso, nuestras mismas personas.
     Como a Pedro, al mundo de hoy, no le seduce demasiado el sufrimiento. Preferimos una fe de merengue ya fácil a una fe probada; una fe de gloria a una fe de calvario; una fe de sentimientos a una fe de conversión, una fe con camino llano más que aquella otra expresada en camino angosto o empedrado duro.
     Pensar como Dios, exige optar por lo que el mundo nos oculta. Pensar como los hombres, puede llevarnos a perdernos en unos túneles sin salida, a caer en unos pozos sin fondo.
     El camino que Jesús nos propone, no es el de los atajos que el discurso materialista nos vende machaconamente. No es aquel del escaparate del triunfo, sino aquel otro que se fragua en el escenario del servicio. No es el de la apariencia, sino el trabajar sin desmayo allá donde nadie oposita.

2.- Para que brille el sol es necesario que el cielo esté limpio de nubes. Jesús, en el evangelio de este domingo veraniego, nos advierte que para que destelle Dios con toda su magnitud en nosotros, no hemos de ser obstáculo. El sufrimiento y la cruz, o dicho de otra manera, las contrariedades, oposición, zancadillas, sinsabores, incomprensiones, etc., lejos de rehusarlas hemos de aprender a valorarlas y encajarlas desde ese apostar por Jesús de Nazaret en un contexto social donde, a veces, se oyen más las voces de los enemigos de Dios que la labor transformadora de aquellos que creemos en El. ¿A quién le apetece un camino con espinas? Jesús nos lo adelanta. Y los primeros testigos del evangelio (apóstoles y mártires) lo vivieron en propia carne: ser de Cristo implica estar abierto a lo que pueda venir. Incluso dar la vida por El. 
     Frente al único pensamiento que algunos pretenden imponernos (que puede distar mucho del pensamiento que Dios tiene sobre el mundo) no cabe sino ser fuertes y abrazar la cruz cuando sea necesario.

3.- El Papa Francisco, en sus alocuciones frecuentes en Roma, nos insiste en esa dirección: “el problema no está en los que “viven ilícitamente” su pertenencia a la Iglesia. El problema mayor es que, una gran mayoría de cristianos, viven su cristianismo con las mismas características de los no bautizados, de los que no creen en Dios”.





Papa Francisco:
PIDAMOS LA GRACIA
DE NO CHISMORREAR
La santidad de la Iglesia se expresa en la unidad, el perdón y el apostolado, dijo en la predicación de la audiencia general de este miércoles © CTV 27-08-2014



     En la IV catequesis del Papa Francisco dedicada a la misión de la Iglesia, sin leer el texto, espontáneamente, ante unos 10 mil peregrinos presentes en la plaza de San Pedro, pidió evitar los chismes, las habladurías, las calumnias, las voces de corredor que dividen y crean discordia. “Y las habladurías están a la portada de todos”, advirtió.
“Cuando se chismorrea en las parroquias, ¿es bueno o no? Y uno es elegido presidente de esa asociación, se rumorea contra de él; y si esa otra persona es elegida presidente de la catequesis, las otras hacen habladurías contra de ella. Pero, ¿es esta la Iglesia? Esto no se debe hacer. No tenemos por qué hacerlo” aseveró. 
     En tono jocoso, el Papa Francisco continúo: “No les digo que se corten la lengua, no, no hasta allá, no… ¡Pero, pidan al Señor la gracia de no hacerlo!”, en alusión a que un cristiano no debe hablar mal de los demás… explicó que la santidad de la Iglesia se expresa en la unidad, el perdón y el apostolado. 
   El Papa retomó el texto escrito recordando que con la oración del Credo, los católicos “afirmamos que la Iglesia es ‘una’ y ‘santa’, a pesar de que está llena de pecadores, con divisiones y escándalos”. El sucesor de Pedro ha asegurado en varias ocasiones: “Pecadores sí pero corruptos no”. Así aspirar a la santidad para la Iglesia, continuó el Papa Francisco, es “reproducir la imagen de Dios, rico en misericordia y gracia“.
UNIDAD.
     Tomando como referencia la oración del Credo, el Papa habló de unidad y santidad: “Lo que Dios quiere es que seamos acogedores, que nos perdonemos y nos amemos, para parecernos cada vez más a Él que es comunión y amor”. “Jesús pidió a Dios Padre por la unidad de sus discípulos, confiándoles así su deseo de que la unidad sea nota característica de la comunidad”, afirmó 

DIVISIÓN.
… explicó que “la división es uno de los pecados más graves, que no permiten que Dios actúe. Es el diablo el que separa, destruye las relaciones y pone siempre prejuicios”.
     Sucesivamente, el Papa habló de las divisiones entre cristianos: “Si miramos hacia la historia de la Iglesia, ¡cuántas divisiones entre nosotros los cristianos. También ahora estamos divididos. También ahora estamos divididos”, lamentó. No es cristiano estar divididos. “También en la historia los cristianos hemos hecho la guerra entre nosotros por divisiones teológicas. Pensemos en esa de los 30 años. Pero esto no es cristiano. ¿Somos cristianos o no?“, cuestionó pidiendo una oración para “la unidad de todos los cristianos”, para ir por el camino de Jesús. 
     “Pidamos sinceramente perdón – prosiguió el Pontífice- por todas las veces en las cuales hayamos causado división e incomprensión en el interior de nuestras comunidades, sabiendo que no se alcanza a la comunión si no a través de una continua conversión”. Pero,
Señor dame la gracia de no chismorrear, de no criticar, de no crear habladurías, de querer a todos mucho”.  Y afirmó: “esto es convertir el corazón”.
     A los peregrinos de Oriente Medio presentes en la audiencia general, el Papa Francisco dijo: “pidamos perdón por cada vez que hemos sido motivo de división e incomprensión”.  
     La catequesis concluyó pidiendo por los que trabajan por la paz. “Queridos amigos hagamos resonar en nuestros corazones esta palabra de Jesús: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamado hijos de Dios” (Mt 5,9).