TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 11 de marzo de 2017

CARTA PASTORAL



CUARESMA, UN NUEVO COMIENZO

     Como todos los años, el Santo Padre ha enviado a la Iglesia un mensaje para orientar los esfuerzos de conversión de esta Cuaresma. Con esta recomendación pretende preparar los corazones para cambiar al mundo, cosa que solamente sucederá si hay corazones nuevos. No es, por tanto, un mensaje político, sino de la fe, que debe llegar a transformarnos a todos y que adquiere profundas consecuencias sociales.
     “La palabra es un don. El otro es un don”: he aquí el lema propuesto por Francisco. Nos recuerda la parábola del rico y del pobre Lázaro, que no es una enseñanza solamente para los ricos, sino para todos los hombres, porque todo hombre puede verse en esta situación. Mientras “Sartre decía: “el infierno es el otro”, el Papa con el Evangelio dice, por el contrario, que “el otro es un don”, aunque nada tenga, porque para el cristiano “el Cielo es el otro”. Ahora bien, para que esto suceda hace falta que la Palabra de Dios llegue al Corazón del hombre y lo cambie, pues de lo contrario todo se queda en moralismo.
     La raíz del problema, tal como dice San Pablo, está en que Cristo ha muerto por los hombres para que el hombre no viva más para sí mismo. Este es el punto crucial: vivir para sí mismo es una maldición. La raíz del mal está en no escuchar la Palabra de Dios, así como en olvidarse del otro. Cada uno de nosotros puede intentar hacer una “florecilla” en esta Cuaresma, y ofrecer algún sacrificio, pero todo lo que haga tiene que ser reflejo de algo más profundo.
     Jesús enseña en la parábola del rico y del pobre Lázaro que lo que se condena no es el dinero, sino el olvido del otro. El hombre rico de la parábola, así llamado, era un hombre lleno de sí mismo, que ni siquiera vio a Lázaro en su puerta, tenía una ocasión para salvarse pero no fue capaz de verlo. Cuando reconoce, en el más allá, que el otro junto a su puerta es una oportunidad para salvarse, pide que alguno avise a sus hermanos.
     Nuestro peligro, como el de este rico es el relativismo y el narcisismo que nos ciegan; la necesidad de aparentar, y como si en nombre del éxito todo estuviese permitido, incluso devastar la creación. La historia de la humanidad se ha caracterizado por el miedo del otro y la ceguera, como sucede, por ejemplo, en la emigración y en el miedo de sufrir violencia, pero es necesario superar el miedo y encontrar una respuesta. ¡Qué importante es escuchar la tragedia que está detrás de ese fenómeno que nos incomoda, y ver que el otro es una ocasión para encontrar a Cristo!
     La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios “de todo corazón” (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Francisco, Homilía 8 enero 2016). Intensifiquemos la vida del espíritu a través de los medios que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna, escuchando constantemente la Palabra de Dios.
     El Espíritu Santo es quien nos lleva a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados. Todos los fieles debemos manifestar también esta renovación espiritual participando en las Conferencias Cuaresmales de las parroquias y en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en las distintas partes del mundo para recuperar la mirada de Dios sobre las cosas y para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana. Vivamos la caridad y demos testimonio de ella y oremos unos por otros para que lleguemos a participar todos de la victoria de Cristo.

+ Rafael Zornoza Boy - Obispo de Cádiz y Ceuta



No hay comentarios: